sábado, 27 de noviembre de 2010

Desahogándome (10)

Cuantas veces podía haber dicho una dulce palabra, ir a un largo paseo que nos llevara más allá de un sueño, cogerla de la mano y decirle cuanto la quiero, que no hay dudas ni fisuras en lo que siento, que todo lo que amo está en sus manos, que todo lo que quiero ver está en sus ojos, que el mundo entero no parecía tan pequeño hasta que ella lo ha abandonado , que las horas no eran eternas cuando nuestros cuerpos se confundían en uno solo, y que el mañana no parece tan lejano si olvida mis errores.
Esos errores que lamentaré por siempre, pero que nada puedo hacer más que esperar que el tiempo los borre y no volver jamás a cometerlos, vaya a dónde vaya, sea cual sea mi destino, juro que siempre tendré presente como se puede perder un reino infinito, y que ya el cielo y el infierno pierdan todo su significado ya que vivo sin vivir, ya que garantizo que conocer tu otra mitad y permanecer impávido mientras se marchitaba y moría no lo podré olvidar. Una y otra vez repetiré y hasta grabaré y rezaré si no la puedo conquistar, que nadie jamás en el mundo pase indiferente ante su amor verdadero, lucharlo, no os rindáis, aunque éste tipo que os habla pueda ya haber consumido ya su último cartucho.
Algo ha cambiado, maldito tiempo que no retrocede por más que lo intento, ninguno de los relojes dejaré correr, si no puedo volver, lo pararé y juro que no volverá a correr para mí hasta que su amor no me embargue, sus ojos me vigilen, su aliento me de vida, y sus ojos le den cuerda al reloj de mi interior.

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